Ser feliz es urgente - reseña crítica

Desde el conocimiento científico y la práctica clínica, la Dra. Cristina Martínez te acerca un plan de acción que sin dudas te ayudará a manejar tus emociones y a diseñar tu vida ideal.

La felicidad está en tus manos, y ser feliz es urgente, así que no lo retrases ni un día más. ¿Estás preparado para empezar el viaje más importante de tu vida y hacer de ti tu mejor obra de arte? ¡Vamos!

Primeros pasos

En esta vida nos podemos quedar esperando a que las cosas sucedan o podemos hacer que ocurran. De la decisión que tomemos dependerá nuestro futuro entero.

El primer paso para cambiar algo es darte cuenta de qué tienes que cambiar y por qué. Vivimos millones de experiencias a lo largo de la vida, algunas maravillosas que nos empoderan y nos hacen creer en nosotros y otras traumáticas y terribles que son responsables de ansiedades, inseguridades y miedos que vivimos.

Todas ellas tienen un impacto definitivo en el desarrollo de nuestra personalidad. Pero gracias a la plasticidad de nuestro cerebro, el cambio siempre es posible. Puedes convertirte en tu mejor obra, sacar lo mejor de ti y mejorar lo peor de ti. 

Para ello es fundamental hacer un proceso de autodescubrimiento y autoconocimiento de quién eres, cómo eres y de los verdaderos objetivos vitales que son significativos para ti.

La clave para ello pasa por profundizar en ti mismo. Eres el resultado de tus experiencias pasadas, pero serás el resultado de las acciones que emprendas a partir de hoy.

Conocerte ayudará a comprender muchos aspectos de tu personalidad, de tus relaciones, de tus actitudes y va a ser el punto de partida con el que vas a trabajar a partir de ahora para convertirte en tu mejor obra.

Hacernos las preguntas adecuadas para autoconocernos es fundamental:

• ¿Qué es verdaderamente importante en mi vida y por qué? 
• ¿Cuál es mi misión de vida? 
• ¿Qué necesito para alcanzar mis metas? ¿Qué necesito para sentirme feliz?

No importa lo bien que parezca irte en los distintos aspectos de tu vida si eres incapaz de gestionar adecuadamente tus emociones, si no te conoces, si no tienes un objetivo claro en la vida ni logras motivarte. 

Tener inteligencia emocional es no reaccionar de una manera exagerada y perturbadora ante los distintos acontecimientos de la vida, para que no nos afecten negativamente ni a nosotros ni a los demás.

También, es tener la capacidad de automotivarse a llevar a cabo los proyectos y metas que son importantes para nosotros, ser persistentes y seguir adelante a pesar de las dificultades.

Esto sólo se puede conseguir con un entrenamiento duro día a día de tomar conciencia, de ser capaz de percibir dónde está tu atención en cada momento y deliberada e intencionadamente cambiar el foco una y otra vez allí donde te interese.

El autoconocimiento

Para adquirir esta importante habilidad, es imprescindible desarrollar la conciencia plena. Tomar mayor conciencia de tus pensamientos, emociones y sensaciones físicas te va a dar una mayor libertad de elección. La práctica de la meditación será tu mayor aliada: te ayudará a adentrarte en los recovecos de tu conciencia.

Gracias al autoconocimiento, podrás tener una mayor y mejor conexión contigo mismo. Es muy importante que te prestes atención, que te escuches, que mires adentro y que procures salir del piloto automático con el que haces miles de tareas de una forma muy eficiente, pero que al mismo tiempo hace que te pierdas una gran cantidad de información muy valiosa sobre quién eres.

Solo auto observándote y conociéndote en profundidad te darás la oportunidad de llevar la vida que siempre has soñado y de ser la clase de persona que siempre has querido ser.

Tu tiempo será de mayor calidad y disfrutarás más. Cuando te conoces bien sabes qué necesitas para sentirte a gusto, para disfrutar de tu propia compañía y optimizar tu tiempo y sacar el máximo provecho.

Esa conexión contigo mismo te permitirá valorar y agradecer la persona que eres y las relaciones que mantienes. Podrás marcar metas significativas y trazar un plan de acción para lograrlas. Tendrás mejor autoestima porque reconocerás tus virtudes en todo aquello que hagas y que te suceda día tras día y eso te permitirá valorarte mejor.

Conocerás tus emociones y tus reacciones a las distintas cosas que te suceden, lo que te dará una valiosa información. Todas las emociones que experimentas tienen una función: darte el mensaje de que está sucediendo algo que precisa tu atención.

Toma un lápiz y contesta estas diez preguntas:

1. ¿Quién soy?
2. ¿Qué quiero?
3. ¿Qué me gusta y me hace feliz?
4. ¿Dónde estoy?
5. ¿Adónde voy?
6. ¿Cómo es un día perfecto para mí?
7. ¿Qué es lo que me da más miedo?
8. ¿Qué es lo que más y lo que menos me gusta de mí?
9. ¿Cuáles son los valores que mejor me definen?
10. ¿Cuál es mi propósito en la vida?

Escribir en un diario emocional es una poderosa herramienta para mejorar tu autoconocimiento. Debes analizar en profundidad las siguientes áreas:

• Personal y emocional: hace referencia a los sentimientos que tienes respecto a tu personalidad, tu forma de ser, tu capacidad para tomar decisiones, tu forma de gestionar las emociones y cómo reaccionas ante la vida en general. 
• Familiar: aborda los sentimientos que tienes como integrante de una unidad familiar y del rol que ocupas en este espacio.
• Social: engloba tus sentimientos acerca de las relaciones que tienes con tus amistades.
• Sexualidad y pareja: se refiere a la satisfacción que experimentas con tu sexualidad, a solas o en pareja, y a los sentimientos que tienes respecto a tu relación de pareja si la tienes o deseas tenerla. 
• Laboral: percepción de tu faceta como trabajador (dentro o fuera de casa).
• Académica y conocimiento: percepción que tienes de tus estudios y cultura general que has desarrollado a lo largo de tu vida.
• Salud y aspecto físico: reflejo de cómo ves tus capacidades físicas, tu estado de salud y la valoración que haces de tu aspecto físico.
• Ocio y tiempo libre: percepción que tienes de cómo y en qué empleas tu tiempo libre y qué actividades de ocio desarrollas.

El autoconocimiento es una tarea que no termina nunca, es algo dinámico y vivo que va cambiando con el paso del tiempo.

Gestión de las emociones

La mayoría de las emociones nos adaptan a las circunstancias y nos ayudan porque nos proporcionan un aprendizaje significativo.

Existen seis emociones primarias o básicas, y cada una tiene una función que es importante que conozcas: 

1. Alegría: tiende a la afiliación, refuerza comportamientos y hace que se repitan con mayor frecuencia, ayuda a aprender cosas nuevas y a realizar actividades saludables e impulsa a la acción. 
2. Sorpresa: permite indagar en lo que ha ocurrido, pararse y focalizar la atención en lo imprevisto y reflexionar sobre ello. 
3. Miedo: nos advierte de un potencial peligro o una dificultad y nos prepara para responder a través del mecanismo de ataque/huida.
4. Tristeza: tiende a la reintegración personal, la introspección y la reconciliación. Sirve para valorar lo verdaderamente importante. 
5. Ira: aparece para dotarnos de recursos para la autodefensa o el ataque, nos permite marcar límites y defenderlos.
6. Asco: nos aleja de lo que nos disgusta o nos puede perjudicar.

Las emociones agradables nos proporcionan un sentimiento positivo, nos hacen sentir bien. Por el contrario, las emociones desagradables generan sentimientos incómodos y malestar.

Existen muchas emociones desagradables, pero son tremendamente útiles y necesarias para nuestra supervivencia, como es el caso del miedo. Estas son las que conocemos como emociones sanas.

Una emoción es sana cuando nos adapta a la situación, cuando es útil y nos ofrece un aprendizaje significativo.

Sin embargo, a veces las emociones nos sobrepasan, nos saturan y se vuelven incontrolables, lo que nos genera verdaderos problemas emocionales. Hablamos entonces de emociones tóxicas.

Todas las emociones, tanto las agradables como las desagradables, tienen su versión tóxica si son llevadas al extremo, y esto sucede cuando:

• Duran en exceso.
• Dominan nuestra vida y monopolizan lo que sentimos.
• No desaparecen al aparecer una nueva emoción o a pesar de haber cambiado la situación.

La clave está en tomar conciencia de ellas y saber valorar cuándo una emoción nos está advirtiendo de algo importante, y por tanto nos resultará útil, o cuándo, por el contrario, nos está intoxicando.

Muchas veces nuestro autodiscurso es el verdadero responsable: no son las cosas que ocurren las que nos perturban, nos perturbamos nosotros mismos con lo que pensamos acerca de las cosas que nos ocurren.

Podemos decidir pensar de un modo más racional para transformar las emociones tóxicas en emociones sanas. Los pensamientos no son hechos, son solo hipótesis que debes poner a prueba.

Las expectativas

Nunca tendrás el control de todas las cosas, acéptalo y céntrate únicamente en aquello que depende de ti. Aceptando esta premisa, te liberarás de gran parte de tu perturbación emocional.

Cuando esperas que las cosas salgan exactamente como tú quieres, que las personas te traten como tú necesitas y que tus comportamientos y tus decisiones siempre sean los correctos, entonces eres víctima de tus expectativas y pierdes el control de tu vida. 

Lo que tenga que pasar va a pasar igualmente, te guste o no. Suelta tus expectativas y abraza lo que esté por venir. 

Nuestro cerebro tiende a prestar más atención a lo negativo que a lo positivo, porque su función es la de proteger la especie y, por ello, su prioridad es detectar peligros para defenderse de ellos, no la de hacernos seres más felices.

Por eso es tan importante aprender a poner el foco en las cosas buenas, en lo que sí está bien. Deja de ser víctima de las circunstancias y pasa a ser protagonista de tu vida. Cada vez que detectes los efectos de una expectativa no cumplida, ocúpate, pon el foco en lo que depende de ti.

Las personas hacen cosas, no te hacen cosas. Responsabilízate de tus decepciones y cambia la forma en que te hablas, reconoce tus expectativas, pon el foco en el momento presente, no esperes tanto de los demás y espera más de ti, genera emociones positivas y, sobre todo, expresa lo que necesitas.

La frustración es el sentimiento que aflora cuando no conseguimos aquello que deseamos o que esperamos. Se trata de una respuesta emocional absolutamente normal que surge cuando nuestras expectativas, nuestros proyectos o nuestras ilusiones se truncan.

La buena noticia es que puedes aprender de ello. Cuando sientas que no has logrado los resultados esperados en un objetivo. Acepta tu frustración como una emoción normal que te quiere decir algo. Aprende a soportar el dolor, ya que no te va a destruir. Aprende de la situación. ¡Confía en ti!

Notas finales

Somos capaces de hacer mucho más de lo que creemos, aunque nuestro cerebro se esfuerce a veces por convencernos de lo contrario. 

Día a día, casi sin darnos cuenta, le ponemos barreras a nuestro desarrollo personal, y lo peor es que se las ponemos nosotros mismos por culpa de limitaciones que creemos tener. Y que no dejan de ser eso: creencias, no hechos. 

La resiliencia es la capacidad que permite superar situaciones difíciles de la vida. La pandemia es el perfecto ejemplo de que no puedes elegir las situaciones que vives y, quizás, motivos no te falten para estar desanimado, decaído y enfadado, pero sí puedes elegir la actitud con la que enfrentarte a ellas.

Empoderarse significa vencer miedos y desarrollar confianza y seguridad en las propias capacidades y asumir la responsabilidad de impactar positivamente en la vida a través de las decisiones y las acciones que uno toma. 

No dudes en hacer todo aquello que te haga feliz, sigue tu instinto y date amor cuidándote a ti mismo. No importa lo que piensen los demás. Vive y deja vivir.

Aunque no lo creas, todo esto es algo que se trabaja y se logra con el tiempo. Es el momento de dejar de poner excusas. De coger el toro por los cuernos y liderar tu vida. Define tus objetivos, mantén la motivación alta y sé persistente.

¡Tienes la capacidad de cambiar tu vida ahora mismo!

Consejo de 12min

En el microlibro basado en “Las 5 heridas que impiden ser uno mismo”, Lise Bourbeau. demuestra que todos los problemas de orden físico, emocional o mental con los que cargamos provienen de cinco heridas vitales: el rechazo, el abandono, la humillación, la traición y la injusticia. Podrás identificar la verdadera causa de los problemas que te angustian y transformar tu vida.